ORACION AL DESPERTAR / SALMO 5

Este salmo nos invita a comenzar el día llamando a Dios para que sea nuestra luz y nuestra fuerza, y también yendo a la Casa de Dios, su templo, donde esta su luz y su fuerza a nuestro alcance.

¡Señor, oye mi voz, atiende a mi gemido!
Escucha mi plegaria, ¡oh rey mío y Dios mío!
Señor, ya de mañana escuchas mi voz. Te dirijo temprano mi oración y luego espero en ti.

A ti, oh Dios, no te gusta la maldad y niegas hospedaje a los malvados. Las piernas de los tontos temblequean al contemplar tu rostro.

A los que mal se portan no los quieres y pones fin a todo mentiroso; al que es violento y al que engaña el Señor los aborrece.

Pero yo, por tu bondad inmensa, puedo entrar en tu casa y postrarme en tu templo sagrado, lleno de reverencia.

Señor, frente a mis enemigos, haz que mi conducta sea justa y que siga derecho tu senda.
Nada de sincero hay en su boca, su corazón tramando esta maldades; su garganta es un sepulcro abierto, mientras adulan con labios melosos.

Castígalos, oh Dios, como merecen, de modo que fracasen sus proyectos. Despídelos por sus muchos crímenes, ya que contra ti se rebelaron.

Cuantos a ti se acogen, que se alegren y su alegría dure para siempre; proteges a los que quieren tu nombre, para ellos tu eres su contento.

Señor, tu das tu bendición al justo y tu bondad lo cubre como escudo.


¿Lo compartes? Dios te Bendiga

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