Oración de la tarde del que, a pesar de las dificultades, confía en Dios, porque recuerda cuantas veces en la angustia el Señor lo ha sostenido.
¡Cuando te llamo a ti, tu me respondes, oh mi Dios salvador!
Tu, que me has sostenido en mis angustia, de mi ten compasión y escucha mi oración.
¿Hasta cuando, varones, tendrán endurecido el corazón?
¿Por qué aman el engaño y persiguen corriendo lo que es falso?
Sepan que, con su amigo, maravillas ejecuto el Señor: El me atiende las veces que le invoco.
Tiriten de pavor, pero no pequen; en silencio mediten en su lecho.
Ofrezcan sacrificios al Señor como la ley lo ordena, y confíen en El.
Son muchos los que dicen: «¿Cuando por fin, nos salvara de todo?
¡Muéstranos, oh Dios, tu rostro alegre!»
Tu alegras mucho mas mi corazón que cuando ellos se siente rebosantes de tanto trigo y vino cosechados.
Me acuesto en paz, y al punto yo me duermo: porque, Señor, tu solo me das seguridad.
¿Lo compartes? Dios te Bendiga
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