LIBRAME DE MIS PERSEGUIDORES

Del fondo del alma sube el grito que exige la justicia. Dios escucha.
Señor, Dios mío, en ti me refugio, líbrame de mis perseguidores y sálvame.
Porque son como leones listos para asaltarme, y me van a despedazar sin que nadie me pueda salvar.

Señor y Dios mío, si la maldad mancha mis manos, si devolví mal por bien, si he favorecido a algún agresor, que mi enemigo me persiga y me de alcance, que me pisotee y me tire al suelo sin vida.

Señor, ¡ponte de pie! No aguantes mas, sino que hazle frente a la rabia de mis opresores. ¡Despiértate!, oh Dios, para ordenar el juicio.

Que te rodeen tus ángeles y tu presidirás de lo alto.
Oh, Señor, tu que juzgas a los pueblos, reconoce mis méritos y proclama mi inocencia.
Que termine el poder de los hombres malos. Apoya tu a los buenos, tu que escrudiñas mentes y corazones, oh Dios justo.

Dios me hizo mi amparo, el que salva a los de recto corazón.
Dios es juez justo y que se indigna cada día. Si no se convierten afilara su espada, prepara el arco y hará la puntería.
Les lanzara flechas mortales y dardos de fuego.
Miren al que concibió iniquidades, esta preñado de malicia y da a luz la mentira.
Cavo una fosa y la estuvo ahondando, pero cayo en ella misma. Su maldad recaerá sobre su propia cabeza y en el rebotara su misma malicia. 
Pero yo alabare al Señor por su justicia y cantara el Nombre del Altísimo.


¿Lo compartes? Dios Te Bendiga

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