JUNTO A DIOS NO HAY TEMOR

«Es tu rostro, Señor, lo que yo busco.» «La bondad del señor espero ver donde moran los vivos.»  En medio de las luchas de la presente vida, el militante no se desanima, porque grande es la esperanza que le reserva el Señor al final de su combate.

      El Señor es mi luz y mi salud,
¿a quien puedo temer?
Amparo de mi vida es el Señor,
¿de quien puedo temblar?


Cuando los malos contra mi se lanzan
para comer mi carne,
ellos, mis enemigos y contrarios,
resbalan y sucumben.

Si me sitia un ejercito contrario,
mi corazón no teme;
si se levanta contra mi la guerra,
aun tendré confianza.


Una cosa al Señor, solo, le pido,
la cosa que yo busco
es habitar en la casa del Señor
mientras dure mi vida,
que yo pueda gozar de su dulzura
y contemplar su templo.

Porque el me dará asilo en su cabaña
en día de desgracia;
me guarda en el secreto de su tienda,
sacrificios gloriosos.
Tocar, cantar yo quiero al Señor.

Señor, oye la voz con que a ti clamo,
escucha, por piedad.
Mi corazón de ti me habla diciendo:
procura ver su faz.
Es tu rostro, Señor, lo que yo busco,
no me escondas tu cara.

Con enojo a tu siervo no rechaces;
eres tu mi defensa.
No me abandones, no me dejes solo,
mi Dios y Salvador.

Si mi padre o mi madre me abandonan,
me acogerá el Señor.
Enséñame, Señor, el buen camino,
guíame siempre por sendero plano,
frente a mis enemigos.

Líbrame del afán de mis contrarios:
pues hablan contra mis falsos testigos,
que lanzan amenazas,.

La bondad del Señor espero ver
donde moran los vivos.

Confía en el Señor, ¡animo, arriba!,
espera en el Señor.

¿Lo compartes? Dios te Bendiga

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