JESUS REVELA EL PLAN DE DIOS

El evangelio de Juan no se parece a los otros tres. A menudo, después de contar algunas palabras de Jesús, Juan pone una breve presentación de la Fe, apoyándose en declaraciones que Jesús hizo en otras oportunidades. Es lo que ocurre en este lugar.

¿Cómo puede ser esto?, preguntaba Nicodemo. Para entrar a la vida del Espíritu, necesitamos conocer el plan de Dios respecto de nosotros. Pero nadie puede hablar de forma en forma debida de estas cosas sino el hijo de Dios. El ha visto las cosas del cielo, es decir, la vida intima de Dios; y también habla de las cosas de la tierra, es decir, del Reino que Dios nos trae. Muchos oyentes de Jesús no aceptaran que el Reino de Dios sea lo que el dice: memos aun tomaran en cuenta lo que él nos revela del ministerio de Dios. Jesús nos revela, o sea, nos descubre lo que no podemos saber por nosotros mismos. Así que un cristiano no es el que «cree en Dios» sin mas: somos cristianos porque creemos al testimonio de Jesús respecto de Dios y su plan de salvación.

En este plan había un punto difícil de aceptar: el Hijo del Hombre debía morir en la cruz y resucitar. Jesús recuerda lo de la serpiente en el desierto. Este episodio de la Biblia figuraba de antemano la suerte de Jesús, pero por supuesto que los judíos no habían penetrado el sentido de este mensaje; en realidad, pasaban al lato de todos los anuncios del sufrimiento de su salvador sin entenderlos.
Había también otro punto sobre el cual debían modificar sus ideas. Esperaban una venida de Dios para condenar al mundo y castigar a los malos. El, en cambio, enviaba a su propio Hijo  a la cruz para salvar al mundo.

En otras paginas del Nuevo testamento se dice que no debemos amar al  mundo; esto parece contradecir lo que acabamos de leer; Dios ama al mundo. La razón de esta dificultad esta en que la palabra mundo tiene varios sentidos.
En un primer sentido, el  mundo significa la creación, la cual es buena, puesto que es obra de Dios. Pero el centro de la obra divina, el cual se ha echo esclavo del demonio. Todo lo que crea el hombre pecador, riquezas, cultura, vida social, es influenciado, desfigurado y utilizado por el malo. Por eso Dios envía a su Hijo a salvar al mundo.


Ahora bien, a pesar de que  la resurrección de Cristo  inicio su poder invencible, sobre la historia, una corriente poderosa sigue arrastrando a todos aquellos que no quieren definirse frente a la verdad. A veces llamamos a esta corriente mala: el  mundo. Seria mas acertado decir: la gente que se entrega al Amo del mundo. A ellos se refiere la Biblia al decir: No amen al mundo, o: Ustedes son el  mundo.

El Evangelio deja constancia de que numerosos discípulos de Juan Bautista no reconocieron a Jesús. Los impresionaba el ejemplo de su maestro, hombre rudo y muy franco en sus palabras, sacrificado en la comida y la bebida. Se quedaron esperando una «verdadera» justicia de Dios y el castigo ejemplar de los malos. Estos seguidores de Juan tenían un defecto muy común entre los militantes de cualquier causa buena: les cuesta renovar su camino y dejar a sus profetas si es necesaria para alcanzar a Cristo.

Es necesario que el crezca y que yo disminuya, dice el mas grande de los profetas. Pues solo Jesús viene de lo alto y llena por completo el corazón humano. En Él no se pierde nada de lo bueno, pues el lo encierra todo.
El peso de la reprobación divina. El hombre que no reconoce al Hijo de Dios permanece en la situación de la humanidad expulsada del paraíso. No puede solucionar las contradicciones de su vida ni del mundo en que vive y no piensa sino en un Dios agresivo. Se le oculta el rostro misericordioso que le daría la paz.


¿Lo compartes? Dios Te Bendiga

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