PACIENCIA EN LAS PRUEBAS

Hermanos, estimen como la mayor felicidad el tener que soportar diversas pruebas. Ya saben que, al ser probada nuestra fe, aprendemos a ser constante. Procuren, pues, que esa constancia perfecta se verifique con hechos, para que de ahí salgan perfectos e irreprochables, sin que les falte nada.
Si a algunos de ustedes le falta la sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos fácilmente y sin poner condiciones , y el se la dará. Pero que pidan con fe, sin vacilar, pues el hombre que vacila se parece a las olas del mar que se levantan y agitan según el viento. Un hombre así, que no espere nada del Señor. El hombre interiormente dividido será inconstante en todos sus caminos.
Que el hermano de condición humilde se sienta orgulloso por haber sido elevado, y el rico en cambio. por haber sido rebajado; porque el rico pasara como la flor del campo. Se levanta el sol y viene el calor, seca la hierba y marchita la flor, sin que nada quede de su belleza. Así también se marchitara el rico en medio de sus empresas. Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba, porque, después de probado, recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Que ninguno diga cuando es tentado: «De Dios me viene esta tentación» Porque a Dios no le viene tentaciones, ni tampoco tienta a nadie. Para cada uno la tentación proviene de sus malos deseos que lo arrastran y seducen. En el seno del deseo comienza el pecado y toma cuerpo; y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.

¿Lo compartes? Dios Te Bendiga

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