PIEDAD DE MI, SEÑOR

Ante el dios de verdad reconocemos el pecado que cometimos. No faltara la esperanza en nuestra humillación, pues sabemos que el es capaz de crear en nosotros un corazón nuevo.

Piedad de mi, Señor, en tu bondad,
por tu gran corazón, borra mi falta.
Que mi alma quede limpia de malicia,
purifica tu de mi pecado.

Pues mi pecado yo bien lo conozco,
mi falta no se aparta de mi mente; 
contra ti, contra ti solo peque,
lo que es malo a tus ojos, yo lo hice.
Por eso, en tu sentencia
 tu eres justo,
no hay reproches en el juicio de tus labios.

Tu vez que malo soy de nacimiento,
pecador desde el seno de mi madre.
Tu quieres rectitud de corazón,
enséñame en secreto lo que es sabio.

Rocíame con agua y seré limpio,
lávame y seré blanco cual la nieve.
Haz que siente otra vez jubilo y gozo
y que bailen los huesos que moliste.
Aparte tu semblante de mis faltas,
borra en mi todo rastro de malicia.
Crea en mi, oh Dios, un corazón puro,
un espíritu firme pon en mi.

No me rechaces lejos de tu rostro
ni apartes de mi tu santo espíritu.
Dame tu salvación que regocija,
mantén en mi un alma generosa.
Indicare el camino a los desviados,
a ti se volverán los descarriados.

De la muerte presérvame, Señor,
y aclamara mi lengua tu justicia.
Señor, abre mis labios
y cantara mi boca tu alabanza.
Un sacrificio no te gustaría,
ni querrás, si te ofrezco, un holocausto.
Un corazón contrito te presento;
no desdeñas un alma destrozada.

Favorece a Sion en ti bondad:
edifica de nuevo sus murallas.
Y así te gustaran los sacrificios,
ofrendas y holocaustos que son justos.
Ofrecerán novillos en tu altar.

¿Lo compartes? Dios Te Bendiga

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